Dear Fellow Disciples, peace!
We as the Church of Jesus Christ in the United States are about to enter a special time of grace. It is the Eucharistic Revival. A time to deepen our understanding and reverence towards the REAL PRESENCE of Jesus in the Blessed Sacrament. It seems, in certain areas, that Catholics have grown cold or indifferent towards this reality. In other areas it is the exigencies of political correctness which forces on our throat a diluted religion to accommodate everyone. The risk with this is that slowly but surely we are departing from the Truth about our faith and Church.
Last Sunday we heard in the 2nd Reading “This is good and pleasing to God our savior, who wills everyone to be saved and to come to knowledge of the truth.”(1Timothy 2:4). This Truth cannot be other than Jesus Christ himself and His Church.
In this light of the Truth we need to rekindle our hearts with the fire of love and the faith of the Church. With her and as part of her, we love and reflect about the Eucharist, and especially the Holy Sacrifice of the Mass.
The Catechism of the Catholic Church (1324-1327), states that, "The Eucharist is "the source and summit" of the Christian life”. As such we all need to understand it well to live it well.
One issue which is very common in catholic churches, on Sundays, is that line zooming out of the church right after communion. Last Saturday I arrived to church at 5:15pm to prepare to hear Confessions after the 4:30pm Mass and witnessed it. It seems that people were leaving the communion line and joining the “door line”. That Mass was celebrated in 58 minutes. So, what was the hurry to leave? Is the thanksgiving time after communion, the final prayer and final blessing part of Mass not equally important?
As the Mass comes to a close, the priest gives a blessing to all the faithful gathered to celebrate the Eucharist. A blessing is a solemn act that calls upon and invokes the aid of God upon the person, asking that God grant him or her divine favor and sanctification. In the case of Mass, the blessing is called down upon the people for sanctification that they may go forth from the Mass renewed in zeal for their mission and strengthened to resist evil and grow in the spiritual life.
Back to the Eucharistic Revival. During this time of grace, here at Saint Rose of Lima and following national and diocesan programs, we will strive to better understand the Mass so that we can live and witness it better.
Let us strive, as we follow Christ together, to give our all every Sunday to the “source and summit of our Christian life”, the Mass, from the Sign of the Cross to the “Go in Peace” at the end.
Queridos Compañeros Discípulos, ¡paz!
Nosotros, como la Iglesia de Jesucristo en los Estados Unidos, estamos a punto de entrar en un tiempo especial de gracia. Es el Renacimiento Eucarístico. Un tiempo para profundizar nuestra comprensión y reverencia hacia la PRESENCIA REAL de Jesús en el Santísimo Sacramento. Parece, en ciertas áreas, que los católicos se han vuelto fríos o indiferentes hacia esta realidad. En otras áreas son las exigencias de ser políticamente correctos las que nos obligan a una religión diluida para acomodar a todos. El riesgo con esto es que, lento pero seguro, nos estamos alejando de la Verdad sobre nuestra fe e Iglesia. El domingo pasado escuchamos en la 2ª Lectura “Esto es bueno y agradable a Dios nuestro salvador, que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). Esta Verdad no puede ser otra que Jesucristo mismo y Su Iglesia.
A esta luz de la Verdad necesitamos reavivar nuestros corazones con el fuego del amor y de la fe de la Iglesia. Con ella y como parte de ella, amamos y reflexionamos sobre la Eucaristía, y especialmente sobre el Santo Sacrificio de la Misa.
El Catecismo de la Iglesia Católica (1324-1327), afirma que “La Eucaristía es “fuente y cumbre” de la vida cristiana”. Como tal, todos necesitamos comprenderla bien para vivirla bien.
Un problema que es muy común en las iglesias católicas, los domingos, es esa línea que sale de la iglesia justo después de la comunión. El sábado pasado llegué a la iglesia a las 5:15pm para prepararme para escuchar confesiones después de la misa de las 4:30pm y lo presencié. Parece que la gente salía de la fila de la comunión y se unía a la “fila de la puerta”. Esa Misa se celebró en 58 minutos. Entonces, ¿cuál era la prisa por irse? ¿No es igualmente importante el tiempo de acción de gracias después de la comunión, la oración final y la bendición final de la Misa?
Al terminar la Misa, el sacerdote da la bendición a todos los fieles reunidos para celebrar la Eucaristía. Una bendición es un acto solemne que invoca e invoca la ayuda de Dios sobre la persona, pidiéndole a Dios que le conceda el favor divino y la santificación. En el caso de la Misa, se invoca la bendición sobre el pueblo para la santificación, para que puedan salir de la Misa renovados en el celo por su misión y fortalecidos para resistir el mal y crecer en la vida espiritual.
Volvamos al Avivamiento Eucarístico. Durante este tiempo de gracia, aquí en Santa Rosa de Lima y siguiendo los programas nacionales y diocesanos, nos esforzaremos por comprender mejor la Misa para poder vivirla y dar un mejor testimonio.
Esforcémonos, siguiendo juntos a Cristo, por darlo todo cada domingo a la “fuente y cumbre de nuestra vida cristiana”, la Misa, desde la Señal de la Cruz hasta el “Pueden ir en paz” al final.
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