24th Sunday in Ordinary Time

09-11-2022Weekly ReflectionFr. Chris Nunes

Dear Fellow Disciples, peace!

In chapter 15 of Luke's Gospel, Jesus tells three parables about losing, finding, and rejoicing. The outcasts of society, the taxpayers, and the sinners approach Jesus eager to hear what he has to say. In Luke's Gospel, hearing is a sign of conversion. The Pharisees and scribes, still suspicious of Jesus, complain about him associating with sinners. So he tells them these three parables.

In the first story, the parable of The Lost Sheep, the shepherd leaves behind the ninety-nine sheep to search for the one lost sheep. When he finds it, the shepherd rejoices not alone as in Matthew's version, but with friends and neighbors. In the same way, God rejoices more over one sinner who repents—like the outcasts who have come to hear Jesus—than over the ninety-nine righteous like the Pharisees and scribes.

The second story, about a poor woman who will not stop searching until she finds her lost coin, makes the same point. Why are the Pharisees complaining? They should rejoice when the lost are found.

Finally, we come to what is probably the most memorable parable in the Gospels, the story we know as The Prodigal Son. Just as in The Lost Sheep and The Lost Coin, this story (found only in Luke) is really about the seeker. The loving father is at the center of this parable. Even though his son runs off with his father's inheritance and squanders the money, the father waits for him, hoping for his return. Upon his son's return, the father, “full of compassion,” runs out to embrace and forgive him before the son can utter one word of repentance. At this point, the rejoicing begins.

The parable does not end there. Rather, it makes one more point about the older son's reaction. This son, who never left, just like the Pharisees and scribes who feel they are righteous, refuses to enter his father's house to join in the rejoicing. He has served his father. He has obeyed him. Perhaps it was not out of love. The father's response teaches us that God's care and compassion extend to the righteous and sinner alike. When we are lost, God doesn't wait for our return. He actively seeks us out. And when the lost are found, how could we not celebrate and rejoice?

“The Church is not a museum of saints but rather a hospital for sinners” – Pope Francis. As a mother the Church seeks her lost children and rejoices and they are found.

Queridos Hermanos y Hermanas, discipulos y dicipulas de Cristo

En este capitulo 15 del Evangelio sugun San Lucas encontramos estas parabolas sobre perder, encontrar y regozijar. Los marginados, los cobradores de impuestos y los pecadores se acercan a Jesus para escucharlo. En el Evangelio de Lucas, escuchar es señal de conversion. Los fariseus y los escribas, todavia sospechosos de Jesus, quejanse porque El se associa con los pecadores. Por eso El les propone estas tres parabolas.

La primera, la de la oveja perdida, el pastor deja las noventa y nueve en lugar seguro y va procurar la que se perdio. Cuando la encuentra, el se alegra y llama a sus vecinos y amigos para celebrar. En la misma manere Dios se alegra con la conversion de un pecador.

En la segunda, sobre la moneda perdida, la mujer no se desespera en la busqueda de la moneda que perdio. El sentido es el mismo de la parabola anterior. Porque los fariseus se quejan? Deberian alegrarse porque el perdido fue encuentrado.

En la tercera, que probablente es la mas conocida, el padre amoroso esta al centro. Aunque su hijo lo dejo y se llevo su herencia para malgastarla, el padre lo espera. Cuando regresa el hijo prodigo, el padre “lleno de compassion” va encontrarlo, le abraza y le perdona, antes que el diga cualquer palabra. Y la fiesta empieza. Esta parabola es mas sobre el padre quien busca a su hijo y no sobre el hijo prodigo que es encontrado.

Y la parabola no termina aqui. Hay mas. El hijo mayor nunca dejo a su padre, y asi como los fariseus y escribes que piensan ser justos, no quiere participar de la alegria de su padre. Lo ha servido, siempre lo ha obedecido, tal ves mas por temor que por amor. La respuestas del padre nos enseña que el cuidado y la compasion de Dios se extiende tanto a los justos como a los pecadores. Cuando estamos perdidos, Dios no espera nuestro volver a casa sino, El activamente nos busca. Y cuando el perdido es encontrado, como no podemos nos alegrar y celebrar?

“La Iglesia no es un museo de santos, sino un hospital para los pecadores” – Papa Francisco. Y como madre la Iglesia busca a sus hijos y hijas perdidos. Cuando los encuentra se alegra y celebra.

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