Dear Fellow Disciples, peace.
As we return to meditating on the Gospel according to Mark, we are confronted with Jesus' critique of the exterior acts of devotion and worship performed by his contemporaries. Acts without depth or conversion of heart and life.
Jesus follows the example of the prophets of Israel, who denounced the peoples' faith and devotion which were based only in exterior actions but empty of interior meaning and conversion. We also risk such empty faith and devotion.
Exterior actions in discipleship must be the result of an interior transformation and conversion. Otherwise, we will be lip worshipers only, not worshipers in spirit and truth.
As disciples committed to daily conversion we use the exterior actions of devotion, reverence and worship to express our faith and transformation in Christ Jesus. We want to tell the world that He is the center and the motor of our lives and that His Church is our home, with all her richness of Truth, Tradition and Teaching.
After our five weeks reflecting the mystery of the Real Presence in the Discourse of the Bread of Life (Jo 6), now we must be ready to witness our love and reverence for the Most Holy Eucharist celebrated, adored and received in Holy Communion. In fact, the ways we celebrate the Holy Sacrifice of the Mass and receive Holy Communion which are prescribed by the Church, the way we conduct Holy Hour before some of our Holy daily Masses and the day of Adoration on Thursdays are all exterior expressions of our personal and communal growth in discipleship.
May the Holy Spirit guide us in our personal and communal daily conversion towards Christ and through Him, may our eyes and hearts be open to see and love more our neighbor, whomever he or she may be.
Queridos discípulos, paz.
Al volver a meditar sobre el Evangelio según Marcos, nos enfrentamos a la crítica de Jesús a los actos exteriores de devoción y adoración realizados por sus contemporáneos. Actos sin profundidad ni conversión de corazón y vida.
Jesús sigue el ejemplo de los profetas de Israel, que denunciaron la fe y la devoción de los pueblos que se basaban sólo en acciones exteriores pero vacías de significado interior y conversión. También nosotros corremos el riesgo de esa fe y devoción vacías.
Las acciones exteriores en el discipulado deben ser el resultado de una transformación y conversión interior. De lo contrario, seremos adoradores de labios solamente, no adoradores en espíritu y verdad.
Como discípulos comprometidos con la conversión diaria, utilizamos las acciones exteriores de devoción, reverencia y adoración para expresar nuestra fe y transformación en Cristo Jesús. Queremos decirle al mundo que Él es el centro y el motor de nuestras vidas y que Su Iglesia es nuestro hogar, con toda su riqueza de Verdad, Tradición y Enseñanza. Después de nuestras cinco semanas reflexionando sobre el misterio de la Presencia Real en el Discurso del Pan de Vida (Jn 6), ahora debemos estar listos para dar testimonio de nuestro amor y reverencia por la Santísima Eucaristía celebrada, adorada y recibida en la Sagrada Comunión. De hecho, las formas en que celebramos el Santo Sacrificio de la Misa y recibimos la Sagrada Comunión que prescribe la Iglesia, la forma en que llevamos a cabo la Hora Santa antes de algunas de nuestras Santas Misas diarias y el día de Adoración los jueves son todas expresiones exteriores de nuestro crecimiento personal y comunitario en el discipulado.
Que el Espíritu Santo nos guíe en nuestra conversión diaria personal y comunitaria hacia Cristo y, a través de Él, que nuestros ojos y corazones estén abiertos para ver y amar más a nuestro prójimo, quienquiera que sea.
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